La dislexia y el trastorno por déficit de atención hacían que la escuela fuera dura para Alex. Cada día le costaba leer, concentrarse y seguir instrucciones. Pero se había esforzado y su profesora de educación especial le había regalado un gato de peluche. Alex sonreía de orgullo.

No sabía que ocurriría un desastre. Su cachorro Shadow masticó a Garfield. La madre de Alex, Christy, se ofreció a comprarle un nuevo peluche.

«¡No sería lo mismo! Garfield era especial porque yo ganó él», dijo Alex.